ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS 2022:

PONENCIA DEL CARDENAL OSORO

Cardenal Osoro: “Con el nuevo itinerario diocesano Con Jesús, discípulos en misión, podemos actuar la nueva evangelización”

Sábado 29 de octubre de 2022. En el salón de actos de la parroquia San Juan de la Cruz se dan cita después de la misa de envío 500 catequistas de la Archidiócesis de Madrid, convocados por su arzobispo.

Tras la presentación por parte del Delegado Episcopal de Catequesis del contenido de la bolsa de regalo a los catequistas en el Encuentro -entre otras cosas con el libro de Pablo Vadillo sobre Catequesis con personas con discapacidad y el libro del Cardenal Osoro “Catequistas con corazón”-; tras la presentación de las campañas de promoción de la catequesis de este año de la Conferencia Episcopal Española a través el director de su secretariado para la evangelización y la catequesis; y tras la presentación del nuevo Itinerario Diocesano de catequesis con todas sus etapas y sus recursos, el Cardenal Carlos Osoro dio una ponencia a los catequesis sobre “Un nuevo proyecto misionero para la catequesis en Madrid”.

El Cardenal Carlos Osoro explicó como a través de su Carta Pastoral de este año (“A la misión: retornar a la alegría del Evangelio”), nos invita a todos los fieles madrileños a la misión. Insistió en algo que viene diciendo desde hace tiempo, y que también viene insistiendo el Papa Francisco desde su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que “estamos en una nueva etapa de la historia de la humanidad que requiere una manera nueva para poder alcanzar el corazón de los hombres en estos momentos que estamos viviendo”.

Dios abre las puertas a todos los hombres

Ofreció a los catequistas la carta pastoral de este año, que, basándose en la parábola del Padre Misericordioso, “pone la mirada en los que están alejados o los que son lejanos a la Iglesia, porque o bien se marcharon, o bien nunca estuvieron. Dios abre las puertas a todos los hombres, vengan de donde vengan, y desde la situación de la que vengan”.

Insistió el Cardenal Arzobispo en que “hacer una catequesis con el título del nuevo itinerario diocesano Con Jesús, discípulos en misión, es un instrumento para poder actuar la nueva evangelización”, pues “Madrid no es ajeno a este momento, al contrario, quizás es de las diócesis donde más evidencia existe, constatada por hechos, de la novedad que en estos momentos tenemos en la humanidad y en la que tenemos que anunciar el Evangelio del Señor”.

Propuso a los catequistas “imaginar como la Iglesia ha acompañado la vida, la creatividad, la imaginación, y la piedad de todos aquellos hombres a los que se acercaba Dios a través de la misión y acariciaban la vida de estos hombres con la noticia de Jesucristo. Los catequistas, a través de todos los tiempos, han sido instrumento de Dios, para elevar la mirada y para elevar el corazón. Pero fueron catequistas que cuando transmitían la fe alcanzaban toda la persona, todo lo que es la persona: su corazón, su historia, y su vida. Era una catequesis misionera, lo hacían en la realidad de este mundo -veamos las cartas por ejemplo de Pablo, como responden a situaciones diversas. Lo hacían con conciencia misionera, una catequesis que muestra la importancia que tiene la coherencia en la vida”.

Con este legado que tenemos les recordó a los catequistas que “creer en el Señor nos lleva a formular una manera de vivir y de estar en medio de esta historia”. Y les propuso en consecuencia una catequesis que nazca “de la noticia del Señor que empapa mi vida, que me hace mirar todo con una novedad absoluta, la novedad que trae Jesucristo no nos la da nadie. Una catequesis que se inserta en la vida de la comunidad, que no está al margen, y que nos hace testigos. Sino no es verdadera catequesis”.

Catequesis para turistas y catequesis para residentes

Explicó también que hay una diferencia en la manera de entender y hacer la catequesis similar a la diferencia que hay en una ciudad entre el turista y el residente: “Hacemos una catequesis para turistas, pero para el cristiano, la catequesis, el conocimiento del Señor, es su identidad, es su vida. Ese es un residente. El turista ve una pieza de arte, la conoce, la fotografía, pero no cala en su corazón, en su vida”. Y se preguntó: “¿Seremos capaces de hacer una catequesis que pase de hacer turistas a hacer residentes, en la vida de la Iglesia? Hacer residentes significa identificarse no con una pieza del pasado, sino que al residente se le moviliza el corazón, se le moviliza las entrañas. Es necesario afirmar que no podemos ser catequistas para hacer turistas… que vienen un rato, hacen la primera comunión, y se marchan”.   

Habló también del Concilio Vaticano II, en su 50 aniversario, “que puede quedar como una pieza del pasado, que se encierra entre paredes, muy bonito, que lo vemos, y que citamos de vez en cuando, pero si no nos deja entonar una melodía que moviliza e inspira la vida y el corazón de quienes lo escuchan, no hacemos nada”.

Comentando la carta pastoral dijo que “afirmar como dice el Evangelio que la fe no es para ocultarla, sino para darla a conocer y hacerla resonar en los ámbitos de nuestra sociedad, para que todos puedan contemplar su belleza, para que todos puedan contemplar su luz, no con palabras sino con testigos evidentes, con el niño que va a catequesis y va al colegio, y se comporta de una manera determinada; con el joven que está en la universidad, ha ido a catequesis, ha recibido la confirmación, y tiene un comportamiento; con la familia, que ha acogido esa manera de existir y de entregar la vida a sus hijos y se manifiesta de una manera determinada”.

La música del Evangelio

Propuso esta analogía: “Si la música del Evangelio deja de ejecutarse en nuestra vida, y se convierte en una partitura, que cantamos un rato o un tiempo, pero después se olvida, no rompe las monotonías asfixiantes que impiden movilizar la esperanza, y se vuelve estéril por muchos esfuerzos que nosotros hagamos. Todas las épocas históricas nuevas la Iglesia las ha acometido con la fuerza del Evangelio. Si la música de la Palabra de Dios, del Evangelio, deja de vibrar en nuestras entrañas, perderemos la capacidad de alegría, la capacidad de compasión, la capacidad de ternura, que nace de la confianza, y la capacidad también de reconciliación, que encuentra su fuente en sabernos perdonados”.

También recordó que “hoy estamos en una Europa, muy cristiana, que nació del cristianismo, pero tan cristiana, tan cristiana, que somos capaces de matarnos los unos a los otros, y lo estamos haciendo, además, y tan tranquilos. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras familias, en nuestras plazas, en nuestros trabajos, en la política, en la economía, pues, apagaremos la melodía que nos desafía a luchar por la dignidad de todo hombre, por esa dignidad cuyo retrato más bello la encontramos en Jesucristo nuestro Señor, y si hay alguien que tiene otro retrato más bonito que nos lo presente. Pero hasta ahora en la humanidad no hay ningún retrato como el que ha presentado Jesucristo”.

Y, aplicando esta analogía a la catequesis, dijo que “presentar esta forma de vivir, y transmitirla, es de las cosas más bellas que se pueden hacer. Sois unos revolucionarios los catequistas. Sí. Presentáis una manera de vivir. Desafiáis, no hacéis que la gente se encierre en lo mío, sino que no olvidáis lo nuestro, y remitís a todos, porque esta casa que estamos haciendo en este mundo, nos atañe a todos. Y el discípulo de Jesús no se mira a sí mismo, deja de mirarse a sí mismo, para mirar a los demás”.

Por eso, “si la música del Evangelio deja de resonar habremos perdido los sonidos que conducirán nuestras vidas, hacia derroteros muy distintos, pero siempre buscando a los demás, y promoviendo la dignidad de los demás. Mirad, si no hay música del Evangelio, en este mundo (por eso la actualidad de los catequistas), nos conducirán en nuestras vidas a unos sonidos que nos hacen dejar de mirar al cielo, que nos encierran en los peores males que nosotros podemos tener en nuestra vida, la soledad y el aislamiento, males que se están dando ya entre nosotros, como una enfermedad que nace entre quienes no tienen vínculos, y que puede verse hoy en los ancianos que están abandonados, en los jóvenes que no tienen puntos de referencia, que no tienen oportunidades para el futuro”.

El Señor os sigue llamando

El Cardenal Osoro quiso así resaltar la misión del catequista: “Por eso vuestra tarea es esencial, es esencial. Tener métodos es bueno, pero conoced cada día más, y más, a Jesucristo. El testigo levanta la vida de los demás. Es Jesucristo, que, mirando de frente, desde la cruz, nos miró a nosotros, e imploró al Padre. Por eso, nosotros hemos de encontrar en la transmisión de la fe esa misión que hoy nos sigue pidiendo y reclamando unidad, esa misión que nos exige dejar de mirar heridas del pasado, toda actitud auto-referencial, para centrarnos en el Maestro, en Jesucristo, y regalar la presencia de Cristo y su enseñanza, es la misión la que nos reclama la música del Evangelio, que no deje de resonar en nuestro mundo. Y los catequistas sois los actores fundamentales para que no deje de resonar la música del Evangelio en nuestro mundo, en los niños, en los jóvenes, en los adolescentes”.

Y sus palabras fueron sobre todo de agradecimiento: “Gracias por vuestro testimonio. Mirad: es verdad que hoy hay dificultades, pero que nunca las dificultades nos hagan encerrarnos, o defendernos, o resignarnos que es otra manera también de vivir: que difícil esta esto, echar la culpa a los padres. No tienen interés los padres… No echemos la culpa a nadie, no hagamos vida de encierro, de defensa o de resignación. Vuestro testimonio ha de llevar a descubrir que el Señor os sigue llamando a vivir la alegría del Evangelio. Si Cristo nos consideró dignos de vivir en este tiempo y en esta hora que estamos viviendo, no podemos dejarnos vencer por el miedo, por muchas dificultades que haya, sino, asumir con alegría y fidelidad el anuncio de Jesucristo. Con una convicción: que el Señor nos dará fuerza, para hacer de cada tiempo, de cada momento, de cada situación histórica una oportunidad de comunión, con el Padre y con los hermanos, especialmente con aquellos que nosotros tenemos que tratar. Cristo nos consideró dignos de hacer resonar la melodía del Evangelio, y esa es vuestra vocación.

Nuevos relatos, paradigmas, métodos, expresiones y signos

Indicó a los catequistas que “el señor nos llama siempre a la unidad, siempre, pero en una clave misionera, que nos pide salir. Nos invita a llegar al corazón de las personas, nos invita a entrar en este mundo y en esta historia, donde se gestan nuevos relatos, donde se presentan nuevos paradigmas, y alcanzar con el testimonio del Señor y con su palaba los núcleos más profundos del corazón del ser humano”. 

Tras citar el número 74 de la exhortación apostólica Evangelli Gaudium, el arzobispo de Madrid propuso a sus catequistas “dejarse empapar por Espíritu de Jesucristo, que es capaz de romper esquemas aburridos, en los cuales a veces pretendemos encerrarlos, y no dejarnos sorprender por la creatividad divina, que el Señor nos lanza. Recuperemos la frescura del Evangelio. Brotan nuevos caminos en esta historia, brotan nuevos métodos creativos, brotan otras formas de expresión, brotan otros signos que son mucho más elocuentes de los que yo estoy acostumbrado a entregar y vivir. Brotan nuevas palabras, gestos, y acciones cargadas de renovado significado para el mundo actual. Y tenemos que descubriros. Estamos en una etapa misionera nueva, distinta, diferente”.  

Insistió en que los catequistas son misioneros: “sois misioneros en este mundo que os ha tocado vivir. Algunos se quedan en el pasado: mira que antes… Déjate de antes. Tu nos estas en el antes, estas ahora. Déjate de cuentos. Estas ahora. Y la tentación que ha existido desde su inicio en la Iglesia, es no vivir el momento. Sino ver lo que hice, anteriormente. Lo que hice. Y lo que hice anteriormente sirvió para aquella gente. Tendremos que llegar a esos lugares donde se diseña el futuro de los hombres”.

Catequistas de paz y comunión

El preguntarse cómo ser catequista hoy le lleva al arzobispo de Madrid a un clamor: ¡Qué Dios permita que en el corazón de los catequistas sigan soñando la vida plena del Señor que nos llama a ser discípulos misioneros de este mundo!”. Y es que, “en estos momentos, los catequistas tenéis que tener en cuenta el mundo en el que estamos: guerra, locura del terrorismo, armas que devoran la vida…. Ponemos la televisión y estamos tan tranquilos. Estamos viendo cómo se matan, como tiran casas, como tiran de todo, y nos preguntamos si algo podremos hacer. Pues algo podemos hacer: no dejar que la indiferencia se apodere de nosotros, porque esa indiferencia nos hace cómplices del mal, no nos deja ser catequistas, transmisores de la fe. De ese mal que es la guerra, que es el enfrentamiento, que es la división, de ese mal cuya crueldad la pagan siempre los mismos, los más pobres, los más débiles”.

Les pidió ser catequistas de paz y comunión: “Si el Evangelio de nuestro Señor no persigue caminos de paz se desmiente por si sólo. No puede ser menos para nosotros que construir puentes, siguiendo a quien construyó el puente que une el cielo de la tierra. Por tanto, nuestras diferencias, que pueden existir entre nosotros, no deben ponernos unos contra otros, al contrario, tenemos que buscar tiempos de comunión entre nosotros, tiempos de comunión”.

Dirigiéndose especialmente a los catequistas con jóvenes les dijo “intentad involucrad en los jóvenes, de manera audaz, para que crezcan en la escuela de paz de Cristo y se conviertan en constructores de esta paz. El mundo que habita en ellos, que habitamos todos, muchas veces es hostil, es violento. La urgencia de ser hombres y mujeres que regalen la presencia de Jesucristo y el modo de ser de Jesucristo, en el lugar concreto en donde están y en donde viven, tiene una importancia fundamental”.

Recodó a los catequistas que el Papa, en el año 2016, dijo en el encuentro de jóvenes de Cracovia, que “pretenden hacernos creer que encerrarnos es la mejor manera para protegernos de lo que nos hace mal. Tened valentía para enseñar que es más fácil construir puentes que levantar muros”. A lo que don Carlos comento que “también esto es importante en estos momentos que estamos viviendo en España: creamos puentes, no levantemos muros, no elijamos la vía de la enemistad, elijamos la pasión por regalar el modo de ser que Cristo nos regala cuando lo acogemos en nuestra vida y en nuestro corazón. No podemos dividirnos en este mundo: los unos, y los otros. No: no hay unos y otros. En el Evangelio sólo hay hermanos”.

Termino agradeciendo de nuevo a los catequistas su entrega: “Quiero daros las gracias, de verdad, por el camino que tenéis y que hacéis. Quizá el Evangelio del Buen Samaritano es esa página incondicional para descubrir como tenemos que acercarnos a cada hermano con el que nos encontramos en el camino. Jesús en esta parábola nos pone ante la raíz profunda del gesto de cualquier cristiano, y este gesto es importante”.

Recordó a su vez a los catequistas aquellas palabras que el Papa San Juan Pablo II en el año 1998 decía: “¿Qué es el hombre para te acuerdes de él? ¿Qué es el hijo del hombre para que te preocupes por él? Ninguna pregunta me ha salvado en la vida como está”. Y les preguntó a los catequistas: “¿Y qué sois vosotros, que queréis regalar esa manera de ser hombre y mujer que nos da Jesucristo?  Sois la mirada de unos creyentes que quieren acoger el amor gratuito de Dios, y regalarlo sin medida y sin cálculo, como lo hizo Dios mismo cuando se hizo hombre. Gracias por vuestro trabajo”.

Está claro cuál es el Itinerario Diocesano de la Catequesis en Madrid.

A la petición de una catequista de la Parroquia del Bautismo del Señor, que preguntó cómo hacer cuando en el mismo arciprestazgo hay parroquias que no siguen el Itinerario Diocesano, don Carlos contestó que “la Delegación hace una propuesta que esta clara. Yo no tengo policías para vigilar si se hace lo que tenemos que hacer. El delegado lo ha explicado perfectamente cuál es el itinerario de la Diócesis. Quiero deciros que nosotros hagamos lo que tenemos que hacer, y no nos fijemos en lo que hace el que está al lado si lo hace mal. Tú haz lo que tienes que hacer y quiere mucho al que no lo hace, que sólo así cambiara. El gobierno tiene una policía y encarcela al que hace lo que está mal. Nosotros no. En la Galicia que yo viví algunos años hay sentiriño, y el sentiriño te dice que nuestro Señor y la Iglesia te hacen caminar por un sitio. Tú no vayas por otro, hombre, no vayas por otro que estás haciendo el ridículo. Te separas, haces tu Iglesia, tu parroquia, pero no haces la Iglesia”.   

Texto preparado por Don Carlos para su intervención: ENCUENTRO DE CATEQUISTAS_ D_ Carlos Osoro_ 29-10-2022

VIDEO CON LA PONENCIA DEL CARDENAL CARLOS OSORO EN EL ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS 2022: