«Mi padre, mi hermana y mi hermano fueron asesinados. Sucedió en cuestión de minutos”. John tuvo más suerte, logró huir de Sudán del Sur a Uganda, donde más de un millón de personas malviven en campos de refugiados y arrastran profundas cicatrices en el alma. Fue entonces cuando se sintió llamado a ser catequista. «Gracias a la formación que he recibido, con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ahora llevo esperanza y amor a mi gente».
Como John, hoy miles de catequistas en el mundo, y especialmente en África, te necesitan porque no tienen recursos para formarse y a veces tampoco para sostenerse. Ellos son la columna vertebral de la Iglesia en muchos lugares donde un sacerdote no puede llegar, o en países donde la guerra y la persecución dificultan el trabajo parroquial.
La Iglesia en África clama tu ayuda para estos catequistas valientes y para que el Cristianismo se mantenga en un continente asolado por los yihadistas.
Tu ayuda es imprescindible. También puedes hacer tu donativo llamando al 91 725 92 12.