Domingo 19 de junio 2016: HOMILÍA DEL XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO /CICLO C

1.- Hay veces en la vida en las que uno tiene que definirse. En la Palabra de Dios de este domingo vemos que cuando más nos definimos los hombres es cuando confesamos nuestra fe, o nuestra falta de fe.

  • EL profeta Zacarías pone en labios del Hijo de Dios lo que tenía que venir cuando éste se manifestase portentosamente: “Me mirarán a mí, a quien traspasaron”. ¡Qué gran profecía! ¿Alguien es capaz de contar, en estos más de dos mil años, cuantas personas se han arrodillado ante la imagen de un Cristo crucificado?
  • Con el salmo 62 confesamos nuestra identidad como hijos de Dios: no sólo creemos en él, sino que hacemos memoria de sus providencias en nuestra vida: “tu gracia vale más que la vida. Te alabarán mis labios”.
  • En su carta a los Gálatas, San Pablo nos define como cristianos del modo más sintético y preciso posible: “Todos sois hijos de Dios. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo”.
  • Y Jesús, en el Evangelio, nos hace la pregunta más importante de nuestra vida, la pregunta cuya respuesta condiciona la vida de cada hombre para siempre: “¿Y vosotros, quién decís que soy yo?”

2.- ¿Qué implica esta pregunta para nuestra vida?

  • No nos vale la respuesta del catecismo…. No es una pregunta que se responde con la memoria, como quien contesta a la pregunta de un examen de historia, sino que se responde con la palabra y con el testimonio, jugándonos siempre, en ambos casos, toda la vida.
  • A Jesús no le interesa saber por nosotros que dicen los demás de él. Su primera pregunta es retórica. Es para que no les cogiese por sorpresa, ni a los apóstoles ni a nosotros, la pregunta fundamental: ¿Y vosotros, quién decís que soy yo? ¿Y tú, quien dices que es Jesús? ¿Qué testimonio das de Jesús?
  • En la respuesta a esta pregunta nos jugamos toda la vida, por dos razones:
  • Primero: porque “quien no esté con él, desparrama”. Definirse ante él determina la vida.
  • Si confesamos que es el Hijo de Dios, seguirle es lo mejor que podemos hacer para ser felices.
  • Si no lo confesamos, anhelaremos siempre haberlo hecho.
  • Y si lo confesamos y no lo seguimos, nuestra vida será una gran mentira.
  • Segundo: porque confesarle, y seguirle, significa estar dispuesto a correr su suerte, a cargar con la cruz:
  • no serán los afanes de este mundo (tener, poder, aparentar) los que muevan nuestra vida, sino construir su Reino.
  • San Ignacio de Loyola lo explicó con lenguaje militar: o se sigue su bandera, o se sigue la bandera de sus enemigos.
  • También San Ignacio desplegaba la pregunta de Jesús en tres: ¿Qué ha hecho Jesús por ti? ¿Qué has hecho hasta ahora tú por él? ¿Qué estas dispuesto desde ahora a hacer por Él?

3.- ¿Quiénes han respondido, sin fisura alguna, a esta pregunta con extrema valentía? Sin duda, los mártires.

  • Verano, 1936. 51 miembros de la Comunidad Claretiana de Barbastro (Huesca) mueren por su fe. La película “Un Dios prohibido” narra sus últimos días.
  • La casa de la comunidad claretiana fue asaltada el 20 de Julio de 1936 por milicianos revolucionarios. Los tres padres fueron arrestados. Los jóvenes novicios trasladados al colegio de los Padres Escolapios, donde fueron encerrados en el salón de actos. Dos en­fermos y un anciano, fueron llevados al Hospital. Otros cinco hermanos fueron trasladados al próximo Asilo de Ancianos.
  • Conservaron el hábito de la comunión diaria que un escolapio les daba entre el pan y la pastilla de chocolate que les repartían.
  • A algunos claretianos les ofrecieron la libertad pero estos antepusieron la liberación de toda la comunidad a la suya individual, por lo que fueron martirizados.
  • Los padres Superiores fueron fusilados el 2 de agosto, el resto los días 12, 13, 15 y 18 de agosto de 1936.
  • Junto a los Superiores, fue martirizado Ceferino Giménez “el Pelé”, gitano de misa y comunión diaria que no abandonó su rosario y el testimonio de su fe. 
  • El obispo Florentino Asensio fue trasladado al colegio de los Escolapios, torturado y asesinado el día 9 de agosto.
  • Los Mártires de Barbastro fueron beatificados por el papa Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992.

4.- Dice el Papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy: “Los mártires son el máximo ejemplo del perder la vida por Cristo. Pero está también el martirio cotidiano, que no comporta la muerte pero que también es un perder la vida por Cristo, realizando el propio deber por amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio. También ellos son mártires. Mártires cotidianos. Mártires de la cotidianidad. Cuantos hombres rectos prefieren ir a contracorriente, con tal de no negar la voz de la conciencia, la voz de la verdad. ¡Adelante, valientes e id contracorriente! ¡Y estad orgullosos de hacerlo!”.